Historia
de Navidad
Una
colección de relatos navideños con marco realizada por los alumnos
de Segundo de ESO- G del Instituto Jacarandá de Brenes (Sevilla)
Érase
una vez una niña que era pobre. Ella todos los días salía a buscar
comida para ella y sus familiares. Llegó la época de navidad y la
niña seguía con su rutina. Ya era 24 de diciembre y la niña, al
ser navidad, decidió salir a pedir limosna. Al caer la tarde vio a
varias familias decorando sus casas y empezó a llorar ya que ella no
podía disfrutar de esos bonito lujos. De repente, vio un cartel en
el que decía que Santa Claus iba a ir al centro comercial para
recoger las cartas. La niña no se lo pensó y fue a su encuentro.
Cuando llegó y vio a Santa Claus una lágrima cayó por sus rosadas
mejillas. Se sentó en sus rodillas y le preguntó: “¿Qué es la
Navidad?”.
Santa
Claus, que era en realidad un hombre bastante aburrido, un poco
incómodo porque le picaba la barba postiza, se quedó desconcertado,
sin saber qué responder.
Entonces
vieron a una señora con extraño sombrero en la cabeza que murmuraba
sola. A una seña de Papá Noel, ambos se acercaron a ella
sigilosamente hasta agarrarla por el hombro. Ella se giró, aterrada,
y mirándoles a los ojos les espetó:
-
¿Qué queréis?
Papa
Noel le preguntó qué era la Navidad y ella les respondió
enigmáticamente:
-Érase
una vez la historia de un pequeño gato que fue abandonado a la
víspera de Navidad en una oscura calle de su ciudad. Recorrió todas
las calles asustado. Buscando algo que comer pidió una nueva
esperanza mientras miraba el gran árbol de Navidad que se
vislumbraba al fondo del callejón.
En
ese instante oyó pasos apenas audibles en esa oscura noche y se
giró, esperando lo peor. Así que se sorprendió al ver una lata de
atún a sus pies. En ese instante otro gato dijo:
-Te
he visto escarbando en ese contenedor de basura así que deduje que
estarías hambriento -dijo como excusándose.
Avergonzado,
susurró un tímido gracias que fue silenciado por los ruidos de la
lata de atún que se movía bruscamente por la ansiedad con la que la
devoraba el gato sin saber que la esperanza que él anhelaba había
llegado.
Ambos
gatos establecieron una hermosa relación con el paso del tiempo. Una
noche mientras buscaban comida por interminables callejones
escucharon un bufido detrás suyo que les hizo girarse para ver a
tres grandes gatos acercándose amenazadoramente hacia ellos. Su
amigo se encaró con ellos, pero él asustado retrocedió, aunque
para no parecer un cobarde se aproximó a su amigo. Conforme
aumentaban los gritos el rogaba su amigo que se marchasen.
De
repente vio un destello que sus sentidos tradujeron como un zarpazo.
Él, cayendo de rodillas, pudo ver la sangre que había a su lado y
en ese entonces se desplomó. Cuando volvió en sí vio a su amigo
temblando de ira y a los tres grandes gatos huyendo. Lentamente se
acercó a su amigo y ambos se fundieron en un abrazo bajo el árbol
de Navidad donde se conocieron un año antes sin saber que una
barriguda figura los observaba.
-¡Qué
bonita historia! –exclamó la niña-. Creo que ahora me siento algo
mejor. Pero, ¿no podrías contarme qué es la Navidad para las
personas?
-¿Puede
ser con un cuento? –preguntó Santa Claus.
-Eso
es lo que más me gustaría –respondió la niña.
-Una
noche fría de Navidad, junto a la mesa se encontraban dos familias
que estaban peleadas, ya que llevaban un año sin hablarse debido a
un malentendido. En ese año ninguna de las dos familias tuvieron
ningún tipo de contacto, pero este malentendido sucedió meses antes
de la vuelta al cole. Los dos primos tenían la misma edad y estaban
en el mismo instituto, coincidieron en la misma clase y entonces los
trabajos de clase los tenían que hacer juntos. Cada día, un primo
tenía que ir casa del otro primo a hacer el trabajo, y así fue
sucediendo día a día durante todo el año, por eso ellos se
llevaban súper bien, tenían un trato muy bueno y no querían que
sus padres tanto los de uno como los de otro, estuvieran peleados,
porque querían pasar las navidades juntos y pasar una feliz Navidad.
Las
madres de cada uno de los niños estuvieron observando durante ese
tiempo que ellos se llevaban bien y en el fondo pese a todo lo que
había ocurrido eran primos y no era necesario que siguieran peleados
cuando podrían hacer las paces y pasar la época que venía ahora
juntos. Las madres decidieron quedar una tarde y hablar sobre lo que
había pasado. Esa tarde hablaron y decidieron hacer las paces y
volver a estar unidas, porque desde chicas eran dos niñas muy
buenas, se querían un montón y por una tontería de un malentendido
no podían perder su relación porque eran hermanas y eso nadie lo
podía cambiar, siempre habían estado juntas, se habían apoyado en
todo y se habían defendido a muerte una por la otra. Esa noticia
decidieron comunicársela a sus maridos y a sus hijos. Tras
escucharla se pusieron muy contentos, en sus caras se reflejaba una
simple sonrisa que sin decir nada lo decía todo. Estaban todos
juntos, su alegría de volver a estar juntos se fundió en un enorme
abrazo que quedó en la memoria de todos.
A
la semana siguiente por fin llegó la Navidad, esa época que tantas
ganas tenían que llegara. Juntos, organizaron todos los detalles y
preparativos que se necesitaban para pasar una estupenda noche.
Acabaron con todo los preparativos y lo dejaron todo listo para el
día siguiente. Esa mañana,se respiraba mucha alegría y ganas de
que fuera la noche entre las dos familias, estaban todos muy
ilusionados y pensaron que si hubieran seguido enfadados por aquel
malentendido, la navidad no hubiera sido lo mismo porque no hay
navidad más bonita que la que se pasa junto a la familia.
Llegó
esa noche. La cena fue en casa de uno de los primos. Allí no faltó
de nada: había comida, bebida, pasteles, turrones... lo tenían todo
a su disposición para pasar una noche espectacular e inolvidable. Se
sentaron en la mesa,se pusieron a charlar sobre sus temas y
disfrutaron de todo lo que tenían sobre la mesa. En la cara de cada
uno de los familiares se reflejaba alegría y lo divertido que es una
cena en familia. De repente se hizo el silencio, y uno de los primos
rompió el silencio e hizo una pregunta, se dirigió hacia sus
familiares y les preguntó :
-¿Qué
es la Navidad?
Todos
quedaron asombrados porque no sabían lo que era la Navidad, sabían
que era una fiesta que se celebraba como otra cualquiera, pero nunca
habían llegado a saber lo que era la Navidad. El otro primo no se
quedó callado y le respondió:
-La
Navidad no es una cosa cualquiera, ni una simple palabra para darle
nombre a algo, la Navidad es algo más que eso. Gracias a la Navidad,
tú, hoy 24 de diciembre estás aquí sentado en esa mesa alrededor
de tu familia y disfrutando de este día. Nuestras madres, si no
fuera por la Navidad, a día de hoy estarían enfadadas aún, pero
no, tenemos la suerte de que decidieron hacer las paces y estar
juntas de nuevo en estas fechas tan bonitas. Le doy las gracias a la
Navidad que nos ha reunido y no hay mejor fecha que una a todo el
mundo en una conspiración de amor.
Siguieron
con su cena, disfrutaron muchísimo y para ellos este 24 de diciembre
será inolvidable.
-Es
muy emocionante esa historia –dijo la niña-. Me ha gustado, y me
ayuda a entender por qué la gente se emociona con la Navidad. Pero
esta familia de la que hablas tiene comida y dinero y todo lo que
necesita para vivir. ¿No podrías contarme algún cuento de una
familia que sea pobre, como la mía?
-Por
supuesto –dijo Papá Noel-. Érase una vez una familia: una madre
llamada María y sus dos hijos llamados Carlos y Vanesa, ya de que su
padre no estaba con ellos porque falleció. Esa familia no era como
todas, no tenían tanto dinero para celebrar una navidad perfecta en
familia. Un día de navidad estaban todos juntos en la mesa cenando
un vaso con leche y galletas. Pasaron una noche muy triste ya de que
no podían comer cosas lujosas como jamón, paté, etc.
Después
de la cena los dos hermanos decidieron de salir por el pueblo un
rato, porque a su madre no le apetecía salir. Caminando los dos
hermanos se encontraron con una fila muy grande de personas. Ellos se
echaron a correr para ver qué cosa era. En un cartel ponía que era
para visitar a Santa Claus, así que se quedaron en la fila esperando
para entrar en esa casita a ver a Santa Claus. Al pasar un par de
horas entraron los juntos a la casita y Santa Claus le preguntó :
“¿Qué vais a pedir para la Navidad?”. Ellos respondieron que no
sabían lo que era la Navidad, ya de que no tenían regalos ni nada.
Santa Claus les dijo que no se preocuparan, que esa noche les
llevarían muchos regalos para que disfrutaran de ellos y les
llevaría ropa. Ellos dos se pusieron muy contentos y se fueron para
su casa a dormirse. Le contaron a su madre lo que le había dicho
Santa Claus y su madre le dijo que muy bien, que era hora de
acostarse, para que fuera Santa Claus a llevarle los regalos.
Al
día siguiente por la mañana, cuando se levantaron los dos hermanos,
fueron corriendo al sitio donde Santa les había dicho que les
dejaría los regalos. Al ver tantos se pusieron muy contentos, pues
ese día de navidad ya supieron lo que era recibirlos. Pero todavía
pensaban mucho, y pensaron que la navidad no solo son los regalos,
sino también una etapa en la que recuerdas a los seres queridos que
ya no están a tu lado. Ellos seguían soñando con tener otro hogar
mas bonito, ropa bien arreglada y comida, pues ellos se tenían que
conformar con lo que tenían, porque no tenían tanto dinero.
Para
reflexionar: la Navidad trae muchos recuerdos y para algunas familias
es felicidad y amor, pero para otras no lo es, ya que no pueden tener
cosas en condiciones como los demás y también hay que saber que hay
que conformarse con lo que tiene cada uno sea más o menos , todo no
depende de tener muchas cosas y lujosas. Hay también que pensar
muchas veces en las personas que no pueden tener las mismas cosas que
tú, por motivos de dinero o por pobreza.
-Está
muy bien como cuento –observó la niña-. Pero en la realidad, yo
soy más pobre que ellos, y muchos días ni siquiera tengo leche y
galletas. Y nunca, nunca, nunca ha venido Santa Claus a traerme
regalos. Si no estuviera contigo ahora mismo, creería que no
existes. Cuéntame ahora un cuento que pueda hacerse realidad, uno
que se pueda creer, que cuente una cosa buena que pueda pasar a una
niña pobre como yo.
-¡Vaya!
Sí que eres exigente. A ver si este te convence. Era una a niña
huérfana que vivía con sus abuelos que estaban enfermos, y no
podían celebrar la navidad. La niña tenía que cuidarlos todos los
días.
Ella
iba todos los días a la plaza donde ponían mercadillos de navidad,
pero sólo podía mirar porque no tenía dinero.
Unos
días antes de navidad sus abuelos fallecieron y María, la niña de
7 años, se sentía sola, ella no tenía dinero para mantener la
casa, comer… Se convirtió en una vagabunda. El 24 de diciembre la
niña fue a mirar por las ventanas de las casas cómo la gente
disfrutaba de esa noche con sus familias.
María,
muy triste, se fue a llorar a un parque donde se encontró a otro
vagabundo y María le preguntó qué era la navidad. Él le dijo que
la navidad era una fiesta que se celebraba con la familia, amigos…y
cenaban todos juntos y después se regalaban cosas y que a la mañana
siguiente se levantaban temprano e iban a ayudar a personas
necesitadas.
La
niña se fue a dormir a un banco de la plaza y por la mañana
pusieron un mercadillo y la despertó una niña de 4 años. Esta niña
le preguntó a su madre si le podían comprar algo para comer y le
compraron turrón, y se lo comieron juntas en un banco.
María
se hizo como de la familia ya que iba todos los días a su casa a
merendar y después se ponía a jugar con la niña pequeña enfrente
de la chimenea.
Tras
unos años haciendo eso, la niña de 4 años ya era como una hermana
para María y la mujer que le compró el turrón ya era como su
madre. Después de unos meses hablando de adoptar a María, la
terminaron adoptando.
María
entendió que la navidad era lo que le contó el vagabundo: felicidad
y estar todos reunidos en familia ayudando a gente necesitada.
-Tuvo
suerte esa niña- comentó la pequeña, muy contenta-. Tengo una
idea, Santa. ¿Pedimos a otra gente que nos cuente cuentos, como
aquella señora de los gatos? Creo que se te están acabando las
ideas, y te pido perdón, porque de verdad lo estoy pasando muy bien
escuchándote. Quiero saber qué dice la gente que pasea. Pregunta a
esas chicas que pasan por ahí, por favor.
Papá
Noel sonrió y , levantando la voz, dijo:
-¡Feliz
Navidad, chicas! Tenéis cara de ser muy listas. ¿Queréis contar a
mi amiga un cuento de Navidad?
-¡Sí,
sí, contadnos cuentos!
Una
de las chicas, que se llamaba Eloísa, no lo pensó dos veces y
empezó su relato.
-Había
una vez una familia muy pobre que solo tenía dinero para alimentarse
y para vestirse.
Llegó
el día de navidad. Toda la familia estaba sentada en la mesa
comiendo latas de atún y yogur, ya que no se permitían otras
cosas.De repente la niña pequeña, Lili, empezó a llorar; sus
padres y su hermana mayor le preguntaron qué le pasaba y Lili les
respondió que todos sus amigos en navidad comían comidas más
lujosas como jamón, gambas, queso... y que recibían muchos regalos.
En cambio ella no tenía nada de eso. Su familia le dijo que no
estuviera triste, que lo mas importante de la navidad es estar en
familia, no tener regalos y buena comida. Lili no logro entenderlo y
se fue corriendo a su pequeño cuarto a llorar .
Mientras
lloraba, ocurrió el milagro de la navidad: ¡Santa Claus llegó a la
habitación de Lili! Ella al verlo se sorprendió porque no sabía
que realmente existía. Santa Claus le dijo que se montara en su
trineo y le llevó a varias casas: en la primera estaba un niño y su
madre solos, llorando porque todos sus familiares habían muerto; en
la segunda estaba una anciana sola; y por último timo le enseñó a
un vagabundo durmiendo en un banco de un parque. Después de esto
volvieron a casa de Lili y Santa Claus desapareció. A Lili le cambió
totalmente su pensamiento y se dio cuenta que lo mejor de la navidad
es estar en familia.
-¡Es
increíble!-la niña pequeña no salía de su asombro-. Has contado
una historia casi igual que la que me contó Santa antes. Sólo que
estos comen atún y yogur. Yo cogería las galletas del otro cuento y
el atún de este. Y tu amiga, ¿me contará algo?
-Lucía,
anímate y cuenta un cuento –dijo Eloísa a la chica de largo
cabello negro que la acompañaba. Esta asintió y comenzó enseguida.
-Érase
una vez un pueblo muy pequeño, donde vivía una familia pobre,
formada por cuatro miembros, los padres, y los hijos, Carla y Pablo.
Carla
era una niña de 12 años, de ojos marrones, pelo castaño oscuro y
nariz puntiaguda. Llevaba puesta una sudadera vieja, unos vaqueros
rotos y unos zapatos pequeños y gastados.
Un
día, la madre revisando la lotería, se dio cuenta de que le había
tocado y se puso muy contenta. Carla, Pablo y su padre, sin saber
nada, fueron a preguntarle y la madre se lo explicó.
Entonces,
cada uno empezó a soñar con lo que más le gustaría tener.
La
madre dijo que le gustaría tener una casa más grande, ya que la
suya era bastante pequeña. El padre dijo que le gustaría tener un
coche, ya que tenía que ir todos lados en bicicleta. Pablo, el
hermano dijo que le gustaría tener ropa nueva. Pero Carla, pensando,
les dijo que para ella la Navidad era más que unos regalos, era una
época del año para estar unidos y pasarlo bien. Entonces, propuso
hacer una gran cena de Navidad invitando a personas que no tuvieran
para comer o estuvieran solos.
Así,
hicieron que esa Navidad fuera inolvidable para muchas personas, y
también para ellos.
-Oh,
sería estupendo que la gente fuera así de generosa. Lo normal es
que todo el mundo piense en sí mismo. Gracias por tu historia. Pero
como casi todos los cuentos que he escuchado, habla siempre de
dinero, de ricos y de pobres. Tengo ganas de escuchar algo un poco
distinto.
-Eso
no es así -le respondió Eloísa. Mira, voy a esa tienda a traer a
mi amigo, que está dentro, para que te cuente su historia. ¿Quieres?
Será una historia real, no inventada, te contará su historia de
Navidad. Espérame.
Regresó
acompañada de un joven alto y sonriente.
-Hola,
soy Joaquín. Me dice mi amiga que os cuente mi historia. Yo
encantado; me dicen que siempre ando contándole mi vida a la gente.
Si encima me lo piden, mejor que mejor.
Yo
soy un chico español que he venido a pasar las navidades a
Inglaterra, ya que mis padres viven aquí.
Hoy
es 24 de diciembre, son las 7 de la tarde y, para qué mentir, estoy
agotado, y se me a hecho imposible llegar antes, aparte de que es una
ciudad nueva, el viaje ha sido desastroso.
Todo
empezó el 21 de diciembre por la tarde, estaba preparando las cosas
cuando me di cuenta que los papeles para el viaje no estaban en
regla, tuve que ir corriendo a la agencia pero... ¡estaba cerrada!
Recorrí todo el pueblo en busca de otra agencia...cuando llegué a
mi casa eran las 22:00 de la noche y todavía tenía que prepararlo
todo.
En
fin, cuando terminé eran las 02:00 de la mañana y mi vuelo salía a
las 04:00. Me puse a leer un poco procurando no quedarme dormido
pero... no puede ser... ¡me dormí! Cogí todas las cosas y salí
corriendo, cogí un taxi y me dirigí al aeropuerto, aunque no pensé
que hubiera tanto tráfico, pero bueno, por suerte llegué a tiempo.
En
el avión intente quedarme dormido pero también fue imposible porque
pillamos una tormenta por el camino.
Cuando
llegué me percaté de una cosa que no había pensado: ¡el cambio
horario! Cuando tenía que llegar el 22 por la tarde llegué ¡el 23
por la mañana! Tan solo me quedaba un día para llegar a la casa de
mis padres... en fin, fue por culpa de mi torpeza.
Cogí
un taxi para que me llevara al pueblo de mis padres, llegamos en 3
horas por problemas en el camino, atasco, gasolina, etc.
Cuando
llegue me quedé en un hotel para comer y descansar pero... ¡por
dios! ¿No podía haber sido en otro hotel? La comida era horrorosa y
las habitaciones igual.
Salí
de allí sobre las 10:00 de la mañana, todavía me queda coger u
taxi y una hora andando para llegar hasta la casa, y estoy agotado
además de hambriento debido a las condiciones de aquel “hotel”,
si se le puede llamar así, pero... ¿sabéis?... ¡no me importa! No
me importa pasar por todo esto para poder estar junto a los que
quiero, ya que cada uno tiene que pasar por dificultades para poder
pasar la navidad como quiere, y bueno,... en teoría creo que eso es
la navidad ¿no? Poder pasar unas fechas importante como se quiere y
con quien se quiere y si para eso hace falta tener dificultades,
poder afrontarles con la cabeza alta, y bueno,... yo tengo que seguir
mi camino para poder estar con mi familia, así que ¡adiós y feliz
Navidad!
-¡Adiós,
Joaquín! ¡Eres muy simpático! Pero creo que te has liado con las
horas. ¡Corre, que te esperan! Tienes suerte... Oye, Santa, me gusta
mucho esto de preguntar a la gente. ¿Qué nos contará esa mujer que
está fumando un cigarrillo apoyada a la pared? ¡Vamos a pedirle un
cuento! La gente da mucho más fácilmente los cuentos que el dinero,
¿verdad?
-Anda,
pequeña, esa mujer es conocida mía. Trabaja en el centro comercial
y es buena gente. Vamos, y de paso merendamos los tres en esa
cafetería, ¿te parece?
Ambos
se acercaron a la mujer, que parecía muy cansada. Escuchó su
propuesta y sonrió.
-Sólo
tengo diez minutos de descanso. Pero si me invitas a un café y una
ensaimada, os cuento lo que me pidáis. A ver qué me invento...
Francisco
Manuel, un hombre de negocios, dueño de varias fincas,casas, etc,
era un hombre esbelto, fino, amable, educado... Estaba casado con
Tea, una mujer bondadosa,servicial y agradable. Juntos tenían dos
hijas gemelas llamadas Amparo y Sandra, que eran dos niñas muy
educadas, alegres, divertidas y un poco traviesas.
Vivían
en una gran casa con jardines, piscinas y con todos los lujos
posibles; eran una familia feliz, sin preocupaciones y con una vida
fácil y resuelta. Estaba a punto de llegar su época favorita del
año: ¡la navidad! La familia, aprovechando que tenía que decorar
su casa, fue a comprar un árbol y algunos adornos, llegaron a la
tienda y cuando iban a entrar dentro, justo en la puerta vieron una
niña sola con una cara muy triste. Amparo y Sandra decidieron
acercarse y hablar con ella. Hablaron durante un momento y la niña
les dijo que ella no tenía familia, estaba siempre sola, comía de
lo que le daban y esta época sobre todo para ella era muy triste...
La
familia decidió invitar a la niña a su casa para cenar en
nochebuena y en navidad. Sin pensarlo un segundo la pequeña dijo que
sí, que estaría muy feliz cenando con ellos. Ahora sí, ya todos
juntos entraron a la tienda, compraron un árbol, adornos,regalos y
luces. En ese momento Laura sintió un sentimiento raro, que nunca
había sentido, una sensación de que no estaba sola, que tenía a
su lado una familia. Era un sentimiento raro, pero a Laura le
encantó. Todos juntos fueron a casa de la familia. Cuando llegaron
las dos gemelas, que estaban tan ilusionadas con su nueva amiga, le
enseñaron a Laura la habitación donde iba a dormir, todos se dieron
una ducha, decoraron la casa con todo lo que habían comprado,
después de eso cenaron y se fueron a dormir.
A
día siguiente ya era Nochebuena, prepararon la cena, hicieron
galletas... se lo pasaron fenomenal todos juntos. Llegó la hora y
cenaron, se respiraba paz y calidez, y a Laura se le saltaron las
lágrimas, y explicó a la familia cómo habían sido sus navidades
hasta entonces; dijo que la anterior la había pasado en un albergue
con personas sin hogar como ella, donde tenían una sola lata de sopa
para todos, pero, aunque eran pobres se tenían los unos a los otros,
y aunque no eran una familia de verdad compartían como si lo fueran.
Recordaba que otra navidad la pasó sola asomándose a las ventanas
de las casas viendo a todas las familias felices cenando y ella nunca
creyó que fuera a tener esa sensación de cenar con una familia
unida, una familia de verdad, y que ese sueño que tenía se había
hecho realidad gracias a ellos. La familia estaba muy emocionada, y a
esas alturas Laura ya era una más de la familia.
Los
padres decidieron adoptar a Laura para que a todos juntos fueran
felices. Laura ya había entendido el significado de la navidad, esa
época en la que la gente se volvía mas humilde,la época en la que
las familias se volvían a juntar, donde el amor es lo principal ante
todo, la época en la que se perdonan las cosas y el pasado y los
malos momentos quedan atrás. Sobre todo entendió que el mundo
estaba lleno de buenas y malas personas, pero que ella siempre
tendría que estar agradecida por la nueva familia que tenía, por
que unas personas tan buenas aparecieran en su vida cambiándola
totalmente, y es que conoces a mil personas pero solo algunas te
marcan, que la vida da muchas vueltas y tiene muchos baches pero de
todo se sale y de todo se aprende, y también le hizo darse cuenta de
que nunca hay que darse por vencido por que lo mejor esta por
venir... y... ¡simplemente feliz navidad!
-Gracias,
señora. Me ha contado muy bien el cuento, aunque creo que me ha
gustado más por la leche y este bollo tan rico. Estoy comiendo las
miguitas, no quiero que se acabe. Pero ese cuento me suena... ¡Es el
que cuentan todos! Tengo ganas de encontrar a alguien con más
fantasía.
-Muy
fácil –dijo la señora-. Pregunta al primer friki que salga de esa
tienda de videojuegos. Seguro que te cuenta alguna cosa que te guste
más.
-Buena
idea –opinó Santa Claus-. Al primero que salga le preguntamos.
Salió
un chaval rubio con gorro y mochila.
-¡Hola,
amigo! –le asaltó Santa Claus-. Estamos aquí poco inspirados con
nuestros relatos navideños. Tú tienes pinta de imaginativo.
Cuéntanos un cuento de Navidad que no sea el típico de huérfanos
adoptados por familias de buen corazón.
-Podría
contarte una docena. –respondió el chico-. Íbais a flipar. Pero
no tengo tiempo. Tengo que llegar a casa enseguida. Bueno, va, una
cortita.
Todo
empezó un 24 de diciembre un poco especial, era mi primera navidad
en un lugar distinto. Me vine a Boston por temas académicos.
No
entendía muy bien el inglés americano, estaba acostumbrado al
británico, lo cual fue una pequeña dificultad.
Esa
tarde estaba yo paseando por el Franklin Park Zoo, solo, sin nadie
con quien compartir estas fiestas. Mis padres estaban al otro lado
del charco, más concretamente en la capital española, Madrid, una
ciudad que enamora a cualquier persona a lo largo y ancho del mundo.
Mis padres insistieron en que no me fuese, pero no les hice caso. Me
arrepiento, y mucho, pero lo hecho, hecho está y no se puede volver
al pasado para alterar el continuo espacio-tiempo, obviamente.
De
repente se abrió un portal delante de mis narices. De allí salieron
un vejestorio borracho acompañado de su infantil nieto. Se fueron
rápidamente y dejaron el portal abierto. Me picó el gusanillo de la
curiosidad y entré en el portal. Dio la casualidad de que daba a mi
ciudad, Madrid, justo antes de yo coger vuelo que me llevaría al
desolador Boston. Impedí el vuelo causando un pequeño desastre
(básicamente rompí los billetes). Luego volví al futuro por aquel
portal verdoso y de pronto me encontré en plena cena de nochebuena
en Madrid con mis familiares.
-Muy
original, desde luego –le dijo la niña-. Gracias por compartir tu
tiempo con nosotros. Santa, ¿a quién preguntarás ahora?
-Ejem...
Ya va siendo hora que de que te atrevas a preguntarles tú. Escoge a
alguien cuyo aspecto te guste.
-Me
cae bien ese ancianito que lleva un rato en ese banco de allí.
-¡Ah,
sí! –exclamó Papá Noel. Has hecho una buena elección. Es el
señor Asher, un buen hombre. Siempre está ahí sentado en su banco,
con su pipa, entregado a sus recuerdos. Acércate y pregúntale.
Seguro que te cuenta algo. A los señores mayores les gusta mucho
hablar y que les escuchen.
Ella
se acercó, con cierta timidez.
-Disculpe,
¿podría hacerle una pregunta? –le dijo la pequeña niña en un
tono dulce y delicado.
-Sí,
por supuesto. ¿En qué puedo ayudarte pequeña? – respondió en
señor Asher.
-¿Qué
es para usted la Navidad? – dijo la niña.
-Sabes,
es una gran pregunta. Personalmente no me gusta la Navidad, ya que me
parece que todo el mundo intenta busca su propio bienestar y se
olvida de los demás, las personas se olvidan de que hay miles y
miles de niños en orfanatos donde no reciben ni un mísero regalo ni
una simple visita de algún ser querido teniendo que pasar todos
estos días solos. Se olvidan de las personas sin hogar que tienen
que estar pidiendo limosna, yendo a comer a los comedores sociales, y
si es un día en el cual tienen suerte duermen en albergues donde
durante la noche estar a salvo y protegidos del frío y de la humedad
del ambiente. Se olvidan de todas aquellas personas que están en
asilos, cárceles u hospitales pasando los días y noches solos y
alejados de sus familias y seres queridos.
En
la sociedad actual las personas olvidan y dejan de lado todo el
dolor, sufrimiento y tristeza que hay tras las cuatro paredes de su
casa. Tan solo piensan en comprarse la prenda más bonita, cara y
exclusiva que haya en el centro comercial para poder colgar una foto
en su red social y que opinen bien sobre su look, o simplemente
buscan conseguir el regalo más original posible, que al fin y al
cabo no deja de ser un regalo materialista que no tiene ningún valor
personal.
Hoy
en día, las navidades se han convertido en una época donde cada
quien intenta quedar por encima de los otros actuando y fingiendo ser
la persona que realmente no es. En la actualidad lo más importante
para las personas es poder lucir una casa bien decorada, poder lucir
buena ropa y poder permitirse comprar regalos caros sin valor alguno,
dejando de lado el verdadero espíritu navideño, el cual consiste en
buscar el bienestar de las otras personas, en poder hacer todo de la
manera más humilde posible pero siempre acompañados de la familia y
de los seres queridos, en disfrutar de la compañía que nos podemos
hacer los unos a los otros, dándonos las gracias por este año que
dejamos atrás, dando las gracias por todas las buenas y malas
experiencias vividas y empezando una nueva etapa todos juntos y
unidos, como familia que somos.
Así
que, pequeña, no te preocupes por no tener el mejor árbol, la mejor
ropa o el mejor regalo, disfruta de tu familia y alégrate porque
podéis estar todos juntos.
-
Gracias, muchas gracias, señor Asher por abrirme los ojos y por
permitirme ver más allá de las cosas malas, por las que he tenido
que pasar durante este tiempo. – le agradeció la pequeña mientas
soltaba alguna que otra lagrima de emoción.
-No
hay de que, yo sé que tú eres diferente pequeña, seguro que todo
te irá bien –le comentó el señor Asher.
La
niña, inspirada por todos los cuentos que le habían contado, fue
corriendo a su pequeña casa, donde sus padres le dijeron con una
hermosa sonrisa qué tal le había ido el día. Ella respondió que
había descubierto buenas personas, que le habían contado muy buenos
cuentos y quería inmortalizarlos para animarse en sus días más
tristes, así que fue muy lanzada a por un papel muy viejo y un lápiz
muy pequeño y desgastado y escribió una historia, la cual no es ni
más ni menos que esta. Un joven muchacho, encargado de una librería
muy importante en Inglaterra, le dijo que tenía mucho potencial y a
día de hoy esa niña está escribiendo en un famoso club de lectores
satisfaciendo a miles de niños y niñas que antes eran como ella.
AUTORES
Alba
Leo Rueda
Yassin
Al-Haffar Bouzid
Carmen
Leal Palomino
Lucía
López Pérez
Vera
Barea Páez
Eloísa
Valle Gómez
Lucía
Tejero
Cristina
Popescu
Samuel
Llorente Vela
Estela
del Carmen Ortiz Román
Paco
Lozano González
Esta
historia terminó de escribirse el 21 de diciembre de 2017.